Por otro lado, tenemos el entrenamiento de fuerza o contra resistencias. Dentro del entrenamiento de fuerza podemos encontrar tanto el trabajo con pesas, como con nuestro propio cuerpo, bandas elásticas, ejercicios de potencia como saltos, sprints, etc. Todo esto sería fuerza en diferentes variantes.
La principal diferencia es que en el ejercicio cardiovascular, las pulsaciones se mantienen más altas durante más tiempo, y en el entrenamiento de fuerza se trabaja por series, en las que hay un tiempo corto de trabajo y una parte donde descansamos y bajan estas pulsaciones, por lo que la mayor parte del trabajo lo hace el músculo.
Al igual que el entrenamiento cardiovascular, el entrenamiento de fuerza nos ofrece muchos beneficios:
– El entrenamiento de fuerza aumenta nuestro metabolismo en reposo. Esto quiere decir que, al crear nueva musculatura, se queman más calorías durante todo el día. Este fenómeno se da porque el músculo es un tejido metabólicamente mucho más activo que la grasa, y requiere de más energía para nutrirse.
– Nos va a ayudar a perder grasa corporal y grasa visceral, al igual que el entrenamiento cardiovascular, pero según algunos estudios, parece que el entrenamiento de fuerza ayuda en mayor medida a eliminar la grasa que rodea el corazón.
– Este entrenamiento nos ayuda, como hemos visto, a crear masa muscular, por lo que en un proceso de pérdida de peso, va a ser muy recomendable incluir ejercicios de fuerza para no perder la musculatura que tenemos y crear nueva masa muscular. De lo contrario además de perder grasa, perderás también masa muscular.
En esta imagen de debajo podemos ver cómo una persona con obesidad puede pasar a lucir un cuerpo musculado a través del entrenamiento de fuerza, cosa que no se daría de esta forma con entrenamiento cardiovascular únicamente.